Gracias a los smartphones y a otros dispositivos móviles, se ha dado una explosión en el número de aplicaciones que hacen uso de los datos de geolocalización. Sin embargo los desarrolladores y los fabricantes de dispositivos se encuentran ante nuevos retos entre los que se incluye la determinación de la localización física precisa, la conversión de coordenadas en información significativa, y la protección de la privacidad del usuario.
La semana pasada, Twitter anunció que entregaría a los desarrolladores datos de geolocalización más detallados. Para aquellos usuarios que activen la característica, Twitter ya proporciona la latitud y la longitud de la información a través de su API (application programming interface). Los nuevos datos añadirán significado a esas coordenadas: el país relevante y la ciudad, así como la identidad de un barrio o de monumentos o negocios cercanos. Esto es el resultado directo de la adquisición de la startup de geolocalización GeoAPI por parte de Twitter en diciembre de 2009.
Aunque existen bastantes sitios que ofrecen este servicio, Facebook, la red social más grande del mundo, con 400 millones de usuarios, no ha comentado aún cuándo podría empezar a emplear características basadas en la localización, aunque Elad Gil, cofundador de GeoAPI, cree que sólo es cuestión de tiempo antes de que los datos de localización estén totalmente extendidos por la web. “La localización está en el punto donde estaban los medios sociales hace ocho años,” afirma Gil. “Hoy día los medios sociales están integrados en todas las webs—y ocurrirá lo mismo con la geo.”
Sin embargo, existen varios retos que hay que solventar. En primer lugar, señala Gil, los dispositivos tienen que saber exactamente dónde están, lo que significa que hay que recabar datos más allá de la mera información de posición por satélite.
“El GPS está diseñado para propósitos militares—no es para consumidores que vayan de casa al trabajo o que caminen por los centros comerciales,” afirma Ted Morgan, fundador y director general de Skyhook Wireless, una compañía con sede en Boston que proporciona el software de geolocalización utilizado en más de 80 millones de dispositivos en todo el mundo, incluyendo el iPhone.
El segundo problema que los desarrolladores de aplicaciones geo conscientes tienen que solucionar es cómo traducir los datos de geolocalización a algo que sea significativo para el usuario, como por ejemplo “San Francisco, California” o “El Googleplex.”
SimpleGEO ofrece en la actualidad un servicio para desarrolladores web y de aplicaciones que convierte la información de latitud y longitud en direcciones, aunque es sólo el comienzo. Su cofundador, Stump, afirma que está en conversaciones con una serie de proveedores de geo datos para que sus bibliotecas de datos estén disponibles ante los desarrolladores, y finalmente ante los usuarios. “Si posees un grupo de datos de localización interesante, lo puedes incluir en nuestro sistema y venderlo,” afirma Stump. “Estamos creando el iTunes de los geo-datos.”
Quizá el problema pendiente más importante sea la protección de la privacidad del usuario. Laraki cree que la mejor forma de solucionar este problema es a través de la simplicidad—en vez de dar al usuario un laberinto de configuraciones, tienen que poder decidir fácilmente si transmitir su localización o no.
El reto final consiste en encontrar la mejor forma de presentar los datos geo-conscientes de modo efectivo, un problema de interfaz de usuario al que Laraki y Gil se refieren como de “ergonómica” de la experiencia de geolocalización.
Aunque la geolocalización tiene una utilidad obvia para la creación de mapas, noticias locales, el tiempo y las redes sociales, algunos programadores creen que estas aplicaciones son sólo el principio.
“Están por llegar una serie de aplicaciones extremadamente interesantes, una de ellas construida con nuestra tecnología, que permitirán las personas integrar aún más los mundos virtual y real,” señala Stump desde SimpleGeo. Su compañía ha construido un kit de desarrollo de software que permite a los desarrolladores de aplicaciones incluir características de realidad aumentada en sus aplicaciones con sólo unas cuantas líneas de código.
La semana pasada, Twitter anunció que entregaría a los desarrolladores datos de geolocalización más detallados. Para aquellos usuarios que activen la característica, Twitter ya proporciona la latitud y la longitud de la información a través de su API (application programming interface). Los nuevos datos añadirán significado a esas coordenadas: el país relevante y la ciudad, así como la identidad de un barrio o de monumentos o negocios cercanos. Esto es el resultado directo de la adquisición de la startup de geolocalización GeoAPI por parte de Twitter en diciembre de 2009.
Aunque existen bastantes sitios que ofrecen este servicio, Facebook, la red social más grande del mundo, con 400 millones de usuarios, no ha comentado aún cuándo podría empezar a emplear características basadas en la localización, aunque Elad Gil, cofundador de GeoAPI, cree que sólo es cuestión de tiempo antes de que los datos de localización estén totalmente extendidos por la web. “La localización está en el punto donde estaban los medios sociales hace ocho años,” afirma Gil. “Hoy día los medios sociales están integrados en todas las webs—y ocurrirá lo mismo con la geo.”
Sin embargo, existen varios retos que hay que solventar. En primer lugar, señala Gil, los dispositivos tienen que saber exactamente dónde están, lo que significa que hay que recabar datos más allá de la mera información de posición por satélite.
“El GPS está diseñado para propósitos militares—no es para consumidores que vayan de casa al trabajo o que caminen por los centros comerciales,” afirma Ted Morgan, fundador y director general de Skyhook Wireless, una compañía con sede en Boston que proporciona el software de geolocalización utilizado en más de 80 millones de dispositivos en todo el mundo, incluyendo el iPhone.
El segundo problema que los desarrolladores de aplicaciones geo conscientes tienen que solucionar es cómo traducir los datos de geolocalización a algo que sea significativo para el usuario, como por ejemplo “San Francisco, California” o “El Googleplex.”
SimpleGEO ofrece en la actualidad un servicio para desarrolladores web y de aplicaciones que convierte la información de latitud y longitud en direcciones, aunque es sólo el comienzo. Su cofundador, Stump, afirma que está en conversaciones con una serie de proveedores de geo datos para que sus bibliotecas de datos estén disponibles ante los desarrolladores, y finalmente ante los usuarios. “Si posees un grupo de datos de localización interesante, lo puedes incluir en nuestro sistema y venderlo,” afirma Stump. “Estamos creando el iTunes de los geo-datos.”
Quizá el problema pendiente más importante sea la protección de la privacidad del usuario. Laraki cree que la mejor forma de solucionar este problema es a través de la simplicidad—en vez de dar al usuario un laberinto de configuraciones, tienen que poder decidir fácilmente si transmitir su localización o no.
El reto final consiste en encontrar la mejor forma de presentar los datos geo-conscientes de modo efectivo, un problema de interfaz de usuario al que Laraki y Gil se refieren como de “ergonómica” de la experiencia de geolocalización.
Aunque la geolocalización tiene una utilidad obvia para la creación de mapas, noticias locales, el tiempo y las redes sociales, algunos programadores creen que estas aplicaciones son sólo el principio.
“Están por llegar una serie de aplicaciones extremadamente interesantes, una de ellas construida con nuestra tecnología, que permitirán las personas integrar aún más los mundos virtual y real,” señala Stump desde SimpleGeo. Su compañía ha construido un kit de desarrollo de software que permite a los desarrolladores de aplicaciones incluir características de realidad aumentada en sus aplicaciones con sólo unas cuantas líneas de código.
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